Toda tensión es la expresión de una
distorsión, ya notemos la tensión física, o la psíquica. Ahora, veamos esta
afirmación con más en profundidad: Toda tensión que podamos observar en los
planos lentos (1-2-3), muestra una distorsión integral del receptor que opera
en todos los planos manifestados. Por ello es poco menos que inútil, tratar de
enderezar los planos lentos, manteniendo la distorsión en los planos que
generan el desdoblamiento. Es decir, sirve de muy poco, por ejemplo, tratar de
encontrar una cura química, o psicológica del receptor. Serán simples parches
momentáneos que nunca pueden llegar a tratar el tema en profundidad. Para ello,
para dar con esa profundidad, hay que permitir que desde los planos más
veloces, se opere una verdadera mutación del receptor. Que pueda operar
significa, entre otras cosas, que mis planos lentos puedan comprenderlo,
sentirlo, y participar en ese proceso. Esto que digo va más allá de cualquier
control (o descontrol) de la conducta, o por ejemplo, del simple manejo del
arte de la oratoria. No es lo que uno piense, desde alguna teoría, no es una
opinión, o cualquier agente externo el que va a ir a la raíz del tema. Según
entiendo desde mi vivencia, es el permiso del receptor para que opere el
observador más sutil, (aquel que nada es) el que puede dar con la raíz del conflicto,
y no, por ejemplo, una simple torsión hecha desde la moral del cuarto plano.
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