María Reé |
A veces cometemos errores que la pedagogía ya ha revisado.
Es decir, ante ciertas creencias, tomamos una actitud que corresponde al
pasado. No podemos revisar todos los errores que la historia ha dado en esta área,
más cuando apenas me considero un experto en el tema. Sin embargo, me dispongo
a compartir unas cuestiones de mi experiencia con el área didáctica, que se han
cobrado un significado distinto. Aunque el tema parezca algo teórico, en
realidad, busca posicionarse en lo práctico.
La didáctica y la pedagogía se presentan en todo lo
cotidiano. Cuando uno quiere comunicar algo, una idea, un sentimiento, ya está
haciendo didáctica. Una de las cuestiones entonces, es ¿cómo lo hace? ¿Qué
camino para “ralentizar” lo que ve emprende? Y empiezan a primar recursos que
uno tiene disponibles, para ser lo más claro que pueda, y empiezan también las
dificultades y desafíos.
Desde donde veo, creo que el error más común que suele pasar
para comunicar algo, es igualar hacia abajo. Como si fuera dormir con una manta
corta, el igualar hacia abajo es tapar sólo los pies, para dejar en descubierto
el pecho. Igualmente, podemos ver el error expresado al revés, pero convengamos
que en el tema comunicación buscamos lo directo, lo fácil, lo breve. Como
consecuencia, claro, el igualar hacia abajo es lo más común.
Estoy hablando de un problema que puede estar presente en
todos los ámbitos de la comunicación y el aprendizaje.
Tenemos que asumir
que la mente va a otra velocidad que la intuición. Y si un se frena en querer “entender”
todo, está frenando el proceso intuitivo. Si yo quiero aprender del tema del
área que sea, y me estoy introduciendo en la cuestión, es normal que yo no
pueda entender algunas cosas, que no tenga los suficientes datos como para
entender cada idea. Paradójicamente, por supuesto, el que quiere saber de qué
se trata algo que cree ignorar, nos estará preguntando sobre las conclusiones,
evitando el paso a paso, el cuadro a cuadro. Veo que si uno trata de satisfacer
esa “ansiedad”, en realidad, lo que quiere comunicar se entiende menos, en
cambio, se parece mucho más, a lo que la persona ya creía saber sobre el tema.
Supongamos que quiero comunicar lo que veo sobre apreciación
y lógica sonora (como estoy investigando), pues, si me planteo siempre comenzar
siempre de cero, pronto me voy a encontrar estancado en un pantano. Insisto,
por supuesto que también es al revés, pero aceptemos que estamos acostumbrados
a lo que se puede consumir más rápido. En líneas generales, la afirmación que dice
que lo referido a este “conocimiento intuitivo” “es para todos”, suele caer en
el error de explicar siempre lo básico, y de descuidar lo más interesante. Esto
es lo que decía, y que creo es más común: destapar la cabeza, para tapar los
pies.
Debemos asumir que no
nos podemos quedar a la altura de lo que ya sabemos, porque así no hubiéramos
aprendido a caminar solos nunca.
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