En principio, digo “cristalino”, en este caso, porque este es el
observador qué más se suele cristalizar, adquiriendo además esa transparencia y
aparente brillo, y hasta cierta elocuencia.
El problema que quiero señalar y con el que fácilmente nos podemos topar es que observador ocupa un pedestal en todo nuestro diseño.
El problema que quiero señalar y con el que fácilmente nos podemos topar es que observador ocupa un pedestal en todo nuestro diseño.
Nos encanta escucharlo hablar, (mental o sonoramente) aunque
extrañáremos ser escuchados. Es decir, ya sea algo propio o que veamos como un
observador externo, cuando ese cuarto cristalizado habla en
realidad no dialoga, sólo que sólo le importa lo que él dice. Y esto puede
tener muchas capas de máscaras, que dan la impresión que sí está escuchando.
Por supuesto, estoy hablando de un observador de
nuestra consciencia, la de todos, más allá que cada uno pueda personificar ya
sea en una actitud, o una acción tanto propia como ajena. Y aunque lo que vemos
como “externo” sea algo ilusorio, entendamos por ahora como que realmente es
así, simplemente porque es más práctico.
Pues, para mí, cuando veamos este observador afuera, creo que es bueno recordar que no se trata de acusar al otro, y así, tontamente, ocupar el mismo lugar que
estoy señalando como error.
Tengamos en cuenta que para saltar este error y puentear a
este observador “cristalino” del cuarto plano, se necesita una verdadera
madures, y una renuncia muy profunda. Renuncia que se operará en el abstracto,
pero que puedo “permitir” desde el concreto.
Volviendo al anterior tema, lo que suele pasar con los
enfrentamientos externos, es que cada uno trata de salvar su falsa “dignidad”, y
de ganar para justificar posicionamientos o ocultar otros. Y el caso es que así uno pierde la
oportunidad de derretir lo que tiene como “correcto”. Y en eso este cuarto procura
o no logra observar la distorsión propia, (la de su propio receptor), alegando por
ejemplo, que la otra distorsión que ve afuera le resulta más evidente. Este
estilo de trampas suele ser de este cuarto que brilla como si fuera perfecto.
No puede aceptar que el disfraz de humildad que se ha puesto, no le sirve para
desmantelarse.
De todas formas, creo que lo que siempre es preferible no
olvida, repito, es que en lo profundo, lo que estoy observando en lo externo solo es
una especie de teatro esotérico de mi mundo interno, es el universo que estoy
validando.
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