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Ahora que podemos intercambiar valencias, que
esto se produce cada vez con más espacio en la consciencia, nos vemos
enfrentados a un tipo relaciones muy distintas a las que funcionaban hasta hace
muy poco, aunque estas “nuevas” relaciones no sean del todo nuevas, en realidad.
De todas maneras, ahora las podemos sentir más intensas porque hasta hace poco,
(y aún están desmantelándose), estábamos con las armaduras que, por cierto, fueron
diseñadas para un escenario de guerra.
Los programas inconscientes que aseguran un
funcionamiento automático, se basan únicamente en el miedo, el orgullo, el engaño,
la manipulación de la culpa, y básicamente, en la necesidad de ver la
distorsión fuera de uno mismo. Esto es un medio de de emergencia para defender
al programa llegado el caso. El no ver la propia distorsión, o no admitirla, es
como pretender que al tirar una piedra al río, esta no genere olas. En vez de
admitirlas, negamos las olas, las encubrimos, incluso las justificamos. Sin
embargo, lo que estamos viendo que en breve, todo caerá de maduro.
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