Dos
personas pueden traspasarse su valencia en forma muy sencilla. Basta un simple
pensamiento. Esto es lo que ahora veremos cada vez más
fácil, a medida que uno asume una identidad global.
Eso lo vamos poner primero, para que partamos
de la base que ya no funcionamos tanto como aquellos compartimentos estancos
que creíamos ser. En realidad, esa era la ilusión, y nunca fuimos
compartimentos estancos, pero era imposible ir más allá de los observadores del
plano mental. Nuestro “impenetrable inconsciente” estaba parapetado con los
programas básicos para sobrevivir, protegerse, los de comparación y formando una
identidad, o personalidad. Esto último, dicho sea de paso, puede que haya sido
el bien más preciado o defendido, si los primeros no estaban en crisis.
Retomemos…
Estamos hablando que ahora una simple emoción o
pensamiento o talento de otro, puede entrar y crecer en nuestro inconsciente de
forma mucho más notoria y evidente. Y por supuesto, en viceversa también ocurre.
Esto pasa al mismo tiempo y en varios niveles.
Es decir, en lo más concreto, me refiero a que es
preferible saber que bien pronto vas a notar un aumento en la calidad y en la
cantidad de esta percepción y entonces, te puedes ver envuelto dentro de esta
“nueva problemática”. Por dar un ejemplo de lo que estoy hablando bien básico
pero quizás en emergencia en este “nuevo inter-cambio”, es que puedes sentir
que tu persona está muy expuesta al consciente o inconsciente del otro, o al
revés que es “demasiado” receptiva al humor “ajeno”.
Evidentemente, la gestión del espacio tiempo
que podemos ver ahora, no puede estar basado en los aspectos individuales en
los que nos identificábamos. Aunque tampoco digo que estos deban ser
desplazados. Lo mejor puede ser considerarlos como cuestiones operativas.
Valencia
23+1+12+5+14+3+9+1 = 68
Intercambio de potenciales.
Valencias
23+1+12+5+14+3+9+1+20 = 88
y
más allá…
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